Si se siguen los razonamientos que hemos venido ordenando hasta aquí, puede
entenderse que existan tantas lenguas de señas como países, o como comunidades de
Sordos hayan podido crearse en el mundo. Esto ocurre porque cada comunidad de
sordos desarrolla, a lo largo del tiempo, su propio sistema. De allí que se hable hoy en
día de la Lengua de Señas Italiana, de la Española, de la Colombiana, Brasileña,
Pakistaní, Checa, etc. Esas lenguas de señas suelen ser tan distintas entre sí que se
requieren intérpretes en encuentros internacionales de sordos, y ha sido necesario
inventar una especie de esperanto señado, conocido como International Sign (código
señado internacional) para las discusiones de trabajo en asociaciones tales como la
Federación Mundial de Sordos (World Federation of the Deaf, (WFD), según sus
siglas en inglés. Más información sobre esta institución se puede obtener en
A través de años de luchas y trabajos, las comunidades de Sordos de muchas partes del
mundo se han organizado y exigido que se reconozca su existencia y su derecho a ser
consideradas minorías culturales. Ese reconocimiento se basa principalmente en la idea
de que las personas Sordas constituyen comunidades minoritarias a través del uso de
sus lenguas de señas, y que como tales son colectivos poseedores de una cultura que
debe ser tomada en cuenta. Los Sordos piden que se los considere así, como usuarios
de otra lengua, como personas normales que se comunican de otro modo, y que se los
deje de tratar como minusválidos.
Esa postura, que ha conducido al reconocimiento oficial de las lenguas de señas en
muchos países, ha recibido un considerable apoyo en investigaciones hechas por
lingüistas, antropólogos y educadores en los últimos cuarenta años (la bibliografía
sobre el tema alcanza ya varios miles de volúmenes, escritos en más de 20 lenguas
diferentes y acerca de las lenguas de señas y las comunidades de Sordos de al menos
100 países diferentes. El lector puede, para hacerse una idea del volumen actual de
conocimientos en este campo, visitar la página que mantiene la biblioteca del Instituto
para la Lengua de Señas Alemana y la Comunicación del Sordo de la Universidad de
Hamburgo en http://www.signlang.unihamburg.de/BibWeb/). Las lenguas de señas,
argumentan todas esas investigaciones, son sistemas funcionalmente equivalentes a las
lenguas habladas, que permiten a sus usuarios ejecutar los mismos procesos cognitivos,
comunicativos y sociales que permiten a los suyos las lenguas que se valen del sonido y
de la voz. Los niños sordos que tienen la suerte de tener contacto temprano con una
lengua de señas pasan por las mismas etapas de desarrollo descritas para los niños
oyentes, y las comunidades formadas por las personas Sordas tienen una dinámica
social equivalente a las de otras comunidades lingüísticas.
Se ha propuesto, desde tal postura, diferenciar entre la sordera, escrita en minúsculas,
que es la mera carencia del sentido del oído, de la Sordera, escrita con una “S”
mayúscula, que es una condición cultural. Asimismo, en los textos especializados se
procura recientemente hacer la distinción entre los sordos, que son quienes han perdido
o carecen de audición, y los Sordos, con una letra mayúscula, que son quienes se
comunican y existen como colectivo gracias al uso de una lengua de señas. Es debido a
eso, como el lector habrá notado ya, que hemos venido escribiendo esas palabras unas
veces con mayúsculas y otras con minúsculas en lo que llevamos de artículo. Las
comunidades de Sordos, vistas las cosas así, pueden también incluir a numerosas
personas oyentes, que por razones personales (porque sus padres son Sordos, o
porque trabajan con y por estas comunidades, por ejemplo) usan una lengua de señas
Acerca de la LSV y su comunidad de usuarios
No sabemos, todavía, cuál es el número de Sordos venezolanos, es decir, cuántos son
los usuarios de la LSV. Carecemos de censos en los cuales se hayan tomado en cuenta
las especificidades culturales y lingüísticas de esa comunidad, y ya que las personas
Sordas no conforman poblaciones relacionadas con ningún lugar geográfico (ellos
viven en los mismos lugares que ocupan los venezolanos oyentes), se hace
extremadamente complicado precisar su número. Hay, empero, algunos criterios que
nos permiten especular que esa comunidad está conformada por entre diez y veinte mil
personas. Nos basamos en interpretaciones de otros datos disponibles, tales como
∙ El número de niños sordos que son atendidos por el sistema educativo
público nacional: Según datos de la Dirección de Educación Especial (Bravo y
Hermoso 1996), había 2.827 niños en las 50 escuelas públicas para sordos del
país en 1993. Si esa población infantil representara cifras equivalentes a las de las
personas oyentes, podrían constituir alrededor del 20% de la población total de
Sordos (la interpretación proviene de Oviedo 2004);
∙ El número de afiliados a las asociaciones de Sordos del país: En una
entrevista personal con Cira Morán de Poleo, Presidenta de la Federación
Venezolana de Sordos (FEVENSOR) que realizamos en Caracas el mes de
noviembre de 1997, ella estimaba en unos 9.000 el número de afiliados directos a
asociaciones regionales dependientes de la Federación; y, por último
∙ las cifras ofrecidas por los organismos internacionales de salud: Esas cifras
estiman que en cada 10.000 nacimientos hay dos niños con pérdidas entre
moderada y severa de la audición (0,2% de la población) (ver Schmaling 2000).
Según ello, en una población de 25 millones de personas que tiene Venezuela,
alrededor de 50.000 serían sordos. Hemos procurado cotejar esta cifra con los
datos anteriores y de allí que la reduzcamos a menos de la mitad, pues es del
todo posible que el número de deficientes auditivos (sordos, con minúsculas) sea
muy superior a la de usuarios de la LSV (Sordos, con mayúsculas) según reflejan
las cifras anteriores.
De resultar aproximadas nuestras estimaciones, los usuarios de la LSV constituirían
probablemente la tercera minoría lingüística autóctona del país, detrás de los pueblos
wayuu (estimada en unos 200.000 individuos) y la waraw, (que alcanza unas 25.000
personas) (ver Mosonyi y Mosonyi 2000).
Los estudios sobre la LSV y nuestra comunidad Sorda
En la Universidades de Los Andes –ULA y en el Instituto Pedagógico de Caracas –
IPC se desarrollan desde hace más de una década estudios científicos acerca de la
LSV y de su comunidad de usuarios. Estos estudios se iniciaron a solicitud del
Ministerio de Educación como apoyo y asesoría para el programa de educación
bilingüe (en LSV y en español) que se implementó a partir de 1985 en las escuelas
públicas para sordos de todo el país. Ese programa, que el Ministerio abandonó a su
suerte hace ya más de 10 años, permitió que la LSV se comenzara a usar como lengua
escolar, y tuvo un efecto positivo en la valoración que la misma comunidad de Sordos
tiene hoy en día hacia sus propias lengua y cultura. Los estudios en la ULA se han
concentrado en la descripción lingüística de la LSV, y los del IPC, tanto en la
enseñanza de la LSV como segunda lengua como en la lectura de las personas Sordas.
Son ya numerosos los trabajos, presentados como libros, artículos, ponencias de
congresos, tesis de grado y de postgrado, que se vienen produciendo en estas
instituciones (ver Oviedo , Rumbos y Pérez, en prensa). Además de ello, hay que
mencionar importantes logros de ambas instituciones en la conformación de una
plataforma de investigaciones en el área, tales como la creación en la ULA de una
biblioteca especializada en estudios sobre la Sordera (tal vez la más completa en su
área de América Latina ), y de un moderno laboratorio para la enseñanza de la LSV a
personas oyentes, en la sede del IPC en Caracas . Y actualmente se atiende, en distintos
programas académicos de ambas universidades, a los primeros estudiantes Sordos que
a través de la LSV procuran conseguir sus títulos de tercer nivel. Esos estudiantes se
están formando como educadores, y serán los primeros Sordos maestros de Sordos
que tendremos en Venezuela .
La LSV en la Venezuela actual
La presión ejercida por la comunidad de Sordos del país durante el proceso de
redacción de la Constitución Bolivariana (ver Morán de Poleo 2000) tuvo como
resultado que nuestro máximo texto legal incluyera, en dos de sus artículos, menciones
a los derechos culturales y lingüísticos de este grupo. El artículo 84 consagra el
derecho de las personas Sordas a expresarse y comunicarse en LSV, y el 101 establece
otras importantes prerrogativas comunitarias para los Sordos (véase
http://comunidad.vlex.com/pantin/constve.html). Haciendo eco de ello, los legisladores
que elaboraron el ‘Proyecto de Ley de Responsabilidad Social de Radio y Televisión’
han incluido en el texto menciones al derecho a la información que tiene la comunidad
Sorda, y prevé que se incluyan, en las emisiones de televisión, bien subtitulados o bien
interpretación simultánea en LSV. Otras leyes nacionales, tales como la Ley Orgánica
para la Protección del Niño y del Adolescente y la de Procedimientos Administrativos,
incluyen asimismo menciones indirectas a los derechos lingüísticos de las personas
Sordas, que cabe interpretar como el derecho de los Sordos a contar con traducción a
la LSV en variadas situaciones de carácter público y privado.
Es necesario destacar que el reconocimiento constitucional de la LSV es un acto
legislativo que coloca a Venezuela entre los países más avanzados del mundo en
materia de derechos de las minorías. Además del nuestro, únicamente algunos países
escandinavos consagran constitucionalmente los derechos lingüísticos de las personas
Sordas. En América Latina , Uruguay (en 1986) y Colombia (en 1996) también han
hecho similares reconocimientos, pero no por vía constitucional, sino a través de
decretos de ley.
" Alejandro Oviedo"
Interesante este blog. Te felicito amigo.
ResponderEliminarsoy estudiante de deficiencias auditivas y me ayudara mucho tu blog ivan gracias
ResponderEliminarIvan por favor actualiza el blog
ResponderEliminar